Mi Testimonio: No estamos solos
- Mygration Christian Conference
- Jun 20
- 2 min read
Updated: Jun 23
por Elizabeth Galvez

Mi abuelo solía contarnos una historia —una que oíamos con frecuencia, sobre todo cuando estaba por demostrarle a mi abuela que tenía razón o al fin cumplirle una promesa de antaño. Siempre comenzaba con su línea favorita:
"Maria, mi amor… one day we’re going to go to otro país donde tendré mucho trabajo. We'll have a house on a farm. And you’ll have a window over the kitchen sink."
Mi abuela nunca dudó de él.Tomó tiempo, sí, pero él cruzó hasta Texas, y con el tiempo, la llamó a su lado. Aunque la travesía fue dura, ella siempre nos decía:"Yo nunca dejé atrás a mis hijos ni a mi fe."
Y aquí estoy, en el año 2025, defendiendo a quienes sueñan lo mismo que soñaron mis abuelos.
Estaba en el centro, en la protesta No Kings, repartiendo tarjetas — nada extraordinario. Pero en medio de la multitud, sentí la tristeza flotando en el aire, rostros marcados por la angustia, el silencio cayendo como un manto pesado. No fui para proteger—sabemos bien que nuestro Dios es el verdadero protector. Fui para extender la mano, para ayudar a quienes aún persiguen la esperanza que una vez encendió el corazón de mis abuelos.
Y en ese instante, algo estremeció mi espíritu:
Ellos cruzaron para que yo pudiera estar de pie.
Callaron para que yo pudiera tener voz.
Vivieron en las sombras para que yo pudiera habitar en la luz.
Vengo de una estirpe de mujeres mexicanas fuertes, mujeres que oraron en silencio, que se sacrificaron con ternura feroz, y creyeron con una fe inquebrantable. Y aunque muchas ya han partido, las sentí conmigo.Sentí a Dios caminando a mi lado mientras me abría paso entre la multitud. No estaba sola.
Estos son tiempos de temor, tiempos que ponen a prueba la fe, la mía y la de tantos. Pero, al igual que mi abuela, que se aferró a su fe en tierra desconocida, yo también me niego a dejar que el miedo me arrebate lo más sagrado.No perderé el corazón mientras permanezca al lado de mis hermanos y hermanas.
Seguimos soñando. Seguimos de pie. Seguimos creyendo.
Y no estamos solos.
“Él te ha mostrado, oh mortal, lo que es bueno. ¿Y qué exige de ti el Señor? Que practiques la justicia, que ames la misericordia, y que camines humildemente con tu Dios.” — Miqueas 6:8

SOBRE LA AUTORA:
Elizabeth Gálvez es esposa y madre de dos hijos, originaria de San Antonio, Texas. Después de trabajar durante años como chef pastelera, descubrió su verdadera pasión en la filantropía. Su participación en Central Church of God profundizó su amor por la enseñanza. Ha tomado cursos en estudios chicanos, una disciplina cercana a su corazón como orgullosa nieta de inmigrantes. Su historia y formación la inspiran a elevar y apoyar a los demás de maneras significativas y duraderas.
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